….Nada de lo que hasta este momento había hecho por los animales, había tenido dos caras tan distintas…
Estoy muy agradecida de la oportunidad que me dio Dios, de haber sido parte de la primera delegación de voluntarios (profesionales, estudiantes y voluntarios), que ingresó a Chaitén (miércoles 7 de mayo 2008), para tratar de rescatar a los animales; y orgullosa también de mi esposo y papas, porque me hayan apoyado en una labor que para muchos puede sonar insignificante o una locura del porte del volcán.
Por una parte, fue la emoción de vivir todo lo que involucraba este movimiento, que no solo fue organizado por Albergando un amigo de P. Montt, sino que además, incluyó a las fuerzas armadas de Chile, autoridades de la nación, y entidades internacionales tan importantes como la Humane society y Wspa, agrupaciones proteccionistas que han estado en rescates de animales en distintas zonas del mundo, como lo que ocurrió con el huracán Katrina;
Y por otro lado, la tristeza, al ver un pueblo digno de una película para Steven Spielberg. Recorrer la calles de Chaitén, era fantasmagórico, habían casas con puertas entreabiertas y con la luz encendida, como dando la impresión de que la gente pensaba ir y volver. Los autos con las llaves puestas, negocios semiabiertos, y sin ningún sonido distinto al que hiciéramos nosotros, que eramos 11, los militares que nos acompañaban y unas 5 personas que hasta ese momento no habían logrado sacarlos de sus casas.
Lo que nos acompañó en todo momento, fueron ladridos, maullidos y relinchos.
Nuestra meta ese día era tratar de trasladar el mayor número de animales, pero no al azar, habían muchas personas que estaban en P. Montt, que nos dieron su dirección, con la intención de que rescatáramos a sus mascotas; lamentablemente, y para nuestro dolor, justo cuando estábamos en mitad de nuestra tarea, decretaron zona cero, y nos sacaron en pocos minutos del pueblo, y no pudimos trasladar a todos los animales.
La tristeza que tuvimos cuando nos subimos al avión, mirar como nos seguían los animales, salvar apenas unos pocos y no poder hacer nada más, fue lo peor que nos pudo pasar esa tarde. Personalmente, lloré todo el viaje de regreso a P. Montt, sentía pena y una sensación de impotencia que hasta ahora no la supero, me imaginaba que si llegaba a pasar algo con el volcán, todos esos seres que habíamos alimentado, iban a morir en un minuto.
Debido a esto mismo, es que no sentí miedo en ningún momento. Saber que si el volcán explotaba o caía la ceniza a 400 Km por hora, como se pronostica todavía puede suceder, es que justamente hacía que no nos diera miedo. Conversábamos y nos dábamos cuenta al mirar el volcán, porque para que se hagan una idea, Chaitén, es el patio delantero del volcán, nos hubiésemos incinerado en segundos. No habríamos tenido la oportunidad siquiera de sentir dolor yo creo, y eso aunque suene raro, nos mantenía tranquilos.
Si podemos mencionar cosas positivas de toda esta tragedia que ha pasado en el sur de nuestro país; es confirmar que los que trabajamos por darle un mejor pasar a los animales, no somos pocos, somos un gran porcentaje de nuestro país, y del mundo. Que la gente de Chaitén, a pesar de estar pasando una gran tragedia con sus casas, no se olvidó nunca de sus mascotas, hasta hoy en que ya estoy de vuelta en Laja, me cuentan de P. Montt, que la gente sigue pidiendo a las autoridades y a la agrupación que rescate, sus animales. Muchos, se han conformado a perder todo lo material (casa, auto, etc.), pero no se conforman con perder a sus mascotas. Eso habla de un pueblo con sentimientos muy nobles, capaces de valorar y respetar la vida por sobre todo.
Y si hay algo que me llena de orgullo, es sabe que con esta tarea, logramos que nuestros diputados redactaran un proyecto de Ley, donde se le pide a la Presidenta que autorice el rescate total de las mascotas de Chaitén y que se planifique para el futuro, y se maneje junto con las organizaciones pertinentes la forma de rescatar a los animales ante cualquier catástrofe que tenga Chile.
Sinceramente, si contribuí en algo, para que esto se planifique, me doy más que pagada, y me siento más que satisfecha.
De todas maneras, esta labor continúa hasta el día de hoy, asi que esto que escribo para contarles mi labor, es más bien, para resaltar los sentimientos de la gente de Chaitén, y como tributo a aquellos animales que no pudimos rescatar y lamentablemente muchos deben haber muerto.
Marcela Retamales.
Estoy muy agradecida de la oportunidad que me dio Dios, de haber sido parte de la primera delegación de voluntarios (profesionales, estudiantes y voluntarios), que ingresó a Chaitén (miércoles 7 de mayo 2008), para tratar de rescatar a los animales; y orgullosa también de mi esposo y papas, porque me hayan apoyado en una labor que para muchos puede sonar insignificante o una locura del porte del volcán.
Por una parte, fue la emoción de vivir todo lo que involucraba este movimiento, que no solo fue organizado por Albergando un amigo de P. Montt, sino que además, incluyó a las fuerzas armadas de Chile, autoridades de la nación, y entidades internacionales tan importantes como la Humane society y Wspa, agrupaciones proteccionistas que han estado en rescates de animales en distintas zonas del mundo, como lo que ocurrió con el huracán Katrina;
Y por otro lado, la tristeza, al ver un pueblo digno de una película para Steven Spielberg. Recorrer la calles de Chaitén, era fantasmagórico, habían casas con puertas entreabiertas y con la luz encendida, como dando la impresión de que la gente pensaba ir y volver. Los autos con las llaves puestas, negocios semiabiertos, y sin ningún sonido distinto al que hiciéramos nosotros, que eramos 11, los militares que nos acompañaban y unas 5 personas que hasta ese momento no habían logrado sacarlos de sus casas.
Lo que nos acompañó en todo momento, fueron ladridos, maullidos y relinchos.
Nuestra meta ese día era tratar de trasladar el mayor número de animales, pero no al azar, habían muchas personas que estaban en P. Montt, que nos dieron su dirección, con la intención de que rescatáramos a sus mascotas; lamentablemente, y para nuestro dolor, justo cuando estábamos en mitad de nuestra tarea, decretaron zona cero, y nos sacaron en pocos minutos del pueblo, y no pudimos trasladar a todos los animales.
La tristeza que tuvimos cuando nos subimos al avión, mirar como nos seguían los animales, salvar apenas unos pocos y no poder hacer nada más, fue lo peor que nos pudo pasar esa tarde. Personalmente, lloré todo el viaje de regreso a P. Montt, sentía pena y una sensación de impotencia que hasta ahora no la supero, me imaginaba que si llegaba a pasar algo con el volcán, todos esos seres que habíamos alimentado, iban a morir en un minuto.
Debido a esto mismo, es que no sentí miedo en ningún momento. Saber que si el volcán explotaba o caía la ceniza a 400 Km por hora, como se pronostica todavía puede suceder, es que justamente hacía que no nos diera miedo. Conversábamos y nos dábamos cuenta al mirar el volcán, porque para que se hagan una idea, Chaitén, es el patio delantero del volcán, nos hubiésemos incinerado en segundos. No habríamos tenido la oportunidad siquiera de sentir dolor yo creo, y eso aunque suene raro, nos mantenía tranquilos.
Si podemos mencionar cosas positivas de toda esta tragedia que ha pasado en el sur de nuestro país; es confirmar que los que trabajamos por darle un mejor pasar a los animales, no somos pocos, somos un gran porcentaje de nuestro país, y del mundo. Que la gente de Chaitén, a pesar de estar pasando una gran tragedia con sus casas, no se olvidó nunca de sus mascotas, hasta hoy en que ya estoy de vuelta en Laja, me cuentan de P. Montt, que la gente sigue pidiendo a las autoridades y a la agrupación que rescate, sus animales. Muchos, se han conformado a perder todo lo material (casa, auto, etc.), pero no se conforman con perder a sus mascotas. Eso habla de un pueblo con sentimientos muy nobles, capaces de valorar y respetar la vida por sobre todo.
Y si hay algo que me llena de orgullo, es sabe que con esta tarea, logramos que nuestros diputados redactaran un proyecto de Ley, donde se le pide a la Presidenta que autorice el rescate total de las mascotas de Chaitén y que se planifique para el futuro, y se maneje junto con las organizaciones pertinentes la forma de rescatar a los animales ante cualquier catástrofe que tenga Chile.
Sinceramente, si contribuí en algo, para que esto se planifique, me doy más que pagada, y me siento más que satisfecha.
De todas maneras, esta labor continúa hasta el día de hoy, asi que esto que escribo para contarles mi labor, es más bien, para resaltar los sentimientos de la gente de Chaitén, y como tributo a aquellos animales que no pudimos rescatar y lamentablemente muchos deben haber muerto.
Marcela Retamales.
Presidenta Trawa Kalen
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